Solo Una Cosa (Pastor Alejandro Roncancio)
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Lucas 18:22-23 “Jesús, oyendo esto, le dijo: Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme. Entonces él, oyendo esto, se puso muy triste, porque era muy rico”.
Jesús se le reveló a un hombre quien probablemente se creía perfecto, una historia que parecería comenzar muy bien pero que termina de muy mal, dentro de las cualidades de este hombre, podríamos decir que él era un joven con muchas posesiones, de gran reputación, conocedor y obediente de la ley y los mandamientos de Dios, pero al mismo tiempo necesitaba estar seguro de su salvación, era orgulloso y avaro, en fin tenía “Una Cosa” que no le permitía heredar el Reino de los Cielos”.
Este joven va corriendo a Jesús, cae a Sus pies, desesperado, necesitando respuestas y le pregunta, “¿qué haré para heredar la vida eterna?” Es probable que él pensaba que la salvación y la vida eterna se podía comprar… el quería conseguir su salvación, como tal vez había conseguido los bienes que tenía.
Jesús lo escucha y le responde: ¿Tu quieres la vida eterna? Guarda los mandamientos. Él responde que los guarda. Entonces, Jesús responde, Una cosa te falta… “Una Cosa” que está dentro de ti, que guardas y que nadie puede tocarla porque te pertenece, está en lo oculto…”.
Al escuchar las palabras de Jesús, al joven se le nubló el entendimiento, la respuesta trajo un dolor real a su corazón y visible en su rostro. Sus esperanzas se vieron frustradas ya que lo único que quería estaba fuera de su alcance. El precio era demasiado alto para pagarlo. Este joven vino a Jesús en busca de respuestas pero “Una Cosa” que llevaba dentro no le permitió aceptarla.
Hoy vengo a hablarte de “UNA COSA”, creo que es importante que la iglesia reciba esta palabra en estos tiempos de mucha oscuridad, en estos tiempos difíciles para el ser humano:
Lo primero que quiero que aprendas es que “Las riquezas del Reino de los Cielos” dentro de los cuales está la salvación y la vida eterna no son materiales, Romanos 14:17 "Porque el reino de Dios no es comida ni bebida , sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo”, 1 Corintios 4:20 “Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder”; y lo que Jesús le estaba diciendo al joven Rico era “Tu puedes tener riquezas y tesoros del Reino”, pero tienes que sacar de tu corazón las riquezas terrenales, no es que no las tengas sino que éstas no ocupen el primer lugar en tu corazón; Jesús no estaba hablando de dinero, Jesús estaba hablando de elementos espirituales que forman parte de las riquezas del Reino de los cielos tales como la unción, el poder de Dios, la gloria de Dios.
Un ejemplo claro se encuentra en Hechos 3:6 "Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda”, el cojo no necesitaba dinero, el cojo necesitaba algo que el dinero no podía comprar, las riquezas del Reino de los Cielos” y eso fue lo que recibió, está escrito en Hechos 3:8 “y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios”: Gozo, Paz, Liberación, Poder, Sanidad
La pregunta es ¿Como obtenemos esos tesoros? No todo el mundo tiene acceso a las riquezas del Reino, las riquezas del Reino es para aquellos que lo anhelan y lo buscan y lo persiguen, aquellos que vienen delante de Dios y claman por un derramamiento de las riquezas del Reino de los Cielos, está escrito en Efesios 3:14-19 “Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios”.
Cuando clamamos a Dios entonces algo especial sucede “La Cosa que está dentro de ti se revela a tu vida” para que tengas la capacidad de renunciar a ella y echarla fuera en el nombre de Jesús.
Solo hay “Una Cosa” que te está impidiendo el poder recibir del Señor las riquezas del Reino de los cielos y no lo vas a recibir hasta que “La cosa” no sea quitada de en medio de ti; esto fue lo que le ocurrió a joven rico, el Señor le revela “La cosa” y el joven rico no pudo soltar “La Cosa” que no le permitía recibir las riquezas del Reino.
Cual es “La Cosa” que tienes que soltar en tu vida para que el Señor te revele las riquezas del Reino de los Cielos, tal vez es algo que tu crees que es de mucho valor para tu vida pero que a postre no te permite avanzar en el propósito de Dios, muchos han troncado su camino en el Señor por no soltar “La Cosa”, es algo que está escondido dentro de tu corazón, normalmente duermes con “La Cosa”, te levantas con “La Cosa”, oras con “La Cosa” y no la quieres soltar, el problema es que “La Cosa” no te deja avanzar en Dios, no te permite que la bendición de Dios llegue a tu vida… Cuantos dicen amen… tal vez el orgullo, la vanidad, la rebeldía, los pecados sexuales ocultos, la ira, la amargura… solo tu lo sabes.
Jefté es el ejemplo claro de un hombre que tuvo que soltar “La Cosa” que llevaba por dentro, Jueces 11:1-11:
- Condición de Jefté: Jueces 11:1 “Jefté galaadita era esforzado y valeroso; era hijo de una mujer ramera, y el padre de Jefté era Galaad”.
- Jefté era esforzado y valeroso pero no calificaba por su condición: Jefté fue el resultado de la relación de adultero que su padre tuvo con una prostituta, era un bastardo.
- Jefté fue despreciado, rechazado: Jueces 11:2 “Pero la mujer de Galaad le dio hijos, los cuales, cuando crecieron, echaron fuera a Jefté, diciéndole: No heredarás en la casa de nuestro padre, porque eres hijo de otra mujer”. Siendo un hijo bastardo, Jefté no podía heredar en Israel, pues la herencia la repartía el padre a sus hijos reconocidos. Jueces 11:3 “Huyó, pues, Jefté de sus hermanos, y habitó en tierra de Tob; y se juntaron con él hombres ociosos, los cuales salían con él”. Jefté se volvió en el líder de un grupo de personas como él, desechadas, sin herencia y sin propósito en la vida. Se dedicaban a ser mercenarios.
Jefté no tenía ya parte de la sociedad, estaba alejado por el pecado de su Padre Galaad. Es exactamente la condición del hombre sin Dios. Efesios 2:12 “En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo”.
- Jefté fue llamado por Dios para ser Juez en Israel: Jueces 11:5-6 “Y cuando los hijos de Amón hicieron guerra contra Israel, los ancianos de Galaad fueron a traer a Jefté de la tierra de Tob; y dijeron a Jefté: Ven, y serás nuestro jefe, para que peleemos contra los hijos de Amón”.
- Cuando las esperanzas para Jefté de ser parte del pueblo de Dios se habían esfumado, aparece una luz de esperanza, el llamado de parte de Dios para ser juez de Israel sin importar su condición, este llamado le permitió a Jefté integrarse al pueblo escogido por Dios, está escrito en Jueces 11:8 “Y los ancianos de Galaad respondieron a Jefté: Por esta misma causa volvemos ahora a ti, para que vengas con nosotros y pelees contra los hijos de Amón, y seas caudillo de todos los que moramos en Galaad”.
Así mismo fuimos llamado por Dios cuando no lo merecíamos y no calificábamos para ser sus hijos. ...
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